sábado, 23 de agosto de 2014

El chivo expiatorio

Ser un "chivo expiatorio" no es muy agradable. Sobre todo cuando, las personas que te tratan como tal, son muy cercanas a vos. Y es que caer en este rol no es otra cosa mas que, hablando mal y pronto, recibir cualquier mierda del otro.

Wikipedia lo define muy bien: es una persona a la cual se la hace culpable de algo que no hizo "sirviendo así de excusa a los fines del inculpador". ¿Qué fines tendría en este caso el "inculpador"? El de no querer hacerse cargo de sus propias equivocaciones o de sus malas experiencias. 

En mi experiencia personal me sentí en esa postura cuando por lo general el otro está triste o enojado por alguna situación totalmente ajena hacia mí. Momento en el que sin razón aparente, dichas personas tienen la certeza de que el disparador de todas sus desgracias caigan directamente en quien les escribe. Y, como de costumbre, termino siendo victima del famoso "dedo acusador"...


(Dedo acusador: descripción gráfica)

Ahora... mi gran pregunta es: ¿Qué necesidad? ¿Qué necesidad de venir a querer hacerme cargo de algo que es totalmente ajeno a mí? 

En parte es culpa mía que muchas veces termine cayendo en ese rol. Peco de ser demasiado bueno. DEMASIADO. ¿Tiene su lado malo? Por supuesto...

Porque cuando me excedo con esto, al querer involucrarme tanto en escuchar a otros, termina saliéndome el tiro por la culata. O mejor dicho: es un arma de doble filo. Porque cuando uno se mete tanto en los problemas ajenos a uno mismo, de alguna manera termina cargando con todas las responsabilidades que el otro, ingenuamente, le adjudica a esa persona.

Y hablo de todo tipo de situaciones: desde peleas parentales hasta rupturas de parejas, pasando por fracasos propios y frustraciones con amigos. Y lo más gracioso de todo: siempre tropiezo con esa misma piedra, cuando mi postura (más allá de elegir ayudar a alguien) debería ser: yo no acepto mierda de nadie.

No aprendo más eh...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario