-¡En comida me tuve que gastar
todo!
Mi amigo
apenas podía creer lo poco que le estaba rindiendo la plata. Y claro... llegaba
el fin de mes, todos empezamos a caer en la misma.
-¡No me
puedo comprar nada, loco! ¡¡Ayudemé Cristina, no me deje en pelotas!! -vociferaba en medio de la calle a las 5 de
la mañana-
Y yo,
mientras tanto, caminando a su lado y viéndolo cómo se indignaba (llorando de risa, claro).
Pero la plata no era el único problema... Cuando un amigo está triste por algo, se
nota. Y más aún cuando está totalmente escabiado, lo que provoca que
se sincere todavía mas.
-¡Pero
loco, hay sentimientos acá! ¡Tengo un corazón! -seguía vociferando en medio de la
calle mientras trataba de hacerle entender, entre risas, que aquella mujer no
valía la pena-
-¡¡Insensible!!
¡Qué buen amigo que sos! ¡¿No ves que hay un corazón acá?! -seguía gritando mientras se tocaba el
pecho con las manos, mientras me dolía la panza de tanto reírme-
-¡Y si,
boludo! ¿Qué querés, que te mienta? -le respondo mientras trato de aguantar la risa- ¡Si soy tu amigo claro que te voy a decir
la verdad! ¡Esa mina no quiere saber nada con vos, es así!
-¡¡¡Pero
tengo sentimientos!!! ¡Mirá, mirá! -se vuelve a tocar el pecho- ¡¿No ves que tengo un corazón?! ¡No soy un mármol, a mí
esta mina me re enamoró!
Las 25
cuadras que nos caminamos esa madrugada parecían un ida y vuelta de
palabras que no llegaban a ningún lado, pero afortunadamente las
risas no faltaron. Ambos acabábamos de pasar por momentos que nos bajonearon, pero evidentemente él lo sufrió mucho más...
-Yo a esa
mina no la voy a olvidar nunca... Es perfecta para que sea mi novia... -dijo finalmente, frustrado por su reciente
mala experiencia con ella-
(Av. Rivadavia, junto con Av. Directorio, los escenarios donde
los gritos de la madrugada se vuelven incontenibles)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario